Hoy es un hecho común en el discurso de cualquiera de mis pacientes (tanto hombres como mujeres) el hablar de situaciones en donde leen los mails de sus parejas, revisan los celulares, crean perfiles falsos en Facebook para controlar los muros de sus compañeros, etc.
Control – persecución – amor
Todo me lleva a reflexionar respecto a los celos, el amor y las relaciones de pareja.
Como todo es una cuestión de grados, podemos decir que acá, el grado hace a la diferencia. Me refiero a que una cosa son los celos normales y otra los celos patológicos.
Cuando hablamos de celos normales es porque entendemos que cierta dosis de ellos hace a la realidad de todo vínculo porque tienen que ver con el temor a perder a nuestro objeto de amor o al amor mismo. En cantidad necesaria, pueden enriquecer y motivar la relación.
No nos olvidemos que AMAR es creer, valorar,
tener confianza y admirar al ser amado.
Cuando los celos terminan en una preocupación excesiva, persecución y control permanente del otro, hablamos de celos patológicos. Más que amar se trata de poseer, de exigir. Esto arruina el vínculo afectivo y genera dolor en ambos miembros de la pareja.
La persona que cela siempre cree tener motivos para su conducta. Estos pueden ser reales o fantaseados. En general, lo que esconde es un profundo temor al abandono e inseguridad.
Una psicoterapia individual o de pareja puede ayudar a resolver este problema.
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