Cada cosa que nos pasa, buena o mala, deja huella. Nos cuesta entender que los momentos tristes, dolorosos o decepcionantes tengan que ser parte de nuestra existencia. Pero están ahí para formar parte de nosotros, de nuestro ser.
Somos la sumatoria de nuestras experiencias. Somos nuestra historia. Somos lo que vamos aprendiendo. Por eso también vamos cambiando.
Cada persona con la que nos relacionamos, cada situación que tenemos que atravesar está ahí para algo. Y podremos elaborar mejor las vivencias si aceptamos que de lo bueno y lo malo hay algo para aprender. De este modo, siempre saldremos fortalecidos.
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