Si bien se
pregona cuánto ha cambiado nuestro comportamiento respecto a temas como el
sexo, que antes eran tabú, hilando fino tal vez convendría preguntarnos si es
tan así.
Porque además,
una cosa es la teoría y otra la práctica.
Todo indica
que a nivel de la teoría, ha habido un franco avance en cuánto y cómo hablamos
de sexo. Esto incluye la posibilidad de hablar de sexo con nuestros hijos.
Ahora bien,
qué nos pasa cuando debemos enfrentarnos con que nuestro hijos van a tener su
iniciación sexual o ya la tuvieron? Tal vez nos sorprenda tener que aceptar
que, en ese punto, nos pasan cosas parecidas a las que les pasaban a los padres
de las generaciones anteriores! No es tan fácil transformarse en padres
superados y modernos. Por el contrario, es una etapa de la vida llena de desafíos,
en donde el vínculo entre padres e hijos se pone a prueba y va mutando.
El “hecho
consumado o por consumarse” nos impacta. Lo que en teoría estaba claro (los
hijos crecen, es lógico que tengan una vida sexual, etc) en la práctica dibuja
una línea fina en donde podemos comenzar a oscilar. El miedo y la necesidad de
protegerlos conviven con nuestro conocimiento respecto de que debemos respetar
la intimidad de ese otro (que por casualidad es nuestro hijo) y que la
sexualidad es un aspecto más de la personalidad de todos nosotros.
En el
trabajo con padres de adolescentes, esto se ve a diario. Se interrogan permanentemente
respecto a cuál es la actitud que deben tomar. Y ese tal vez sea el camino
correcto: El de abrir el diálogo, el de preguntarse y preguntarles, el del
respeto y la buena comunicación.
Ustedes qué opinian? Cómo están transitando o transitaron ese momento?
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