Hoy
quisiera acercarles algunas aclaraciones respecto al tema que se enuncia en el
título. En muchas consultas, aparece esto de lo que está bien y lo que está mal
a la hora del encuentro sexual.
Me parece entonces conveniente que diferenciemos algunos aspectos fundamentales.
Me parece entonces conveniente que diferenciemos algunos aspectos fundamentales.
En el texto “Tres ensayos para una teoría sexual” (1905),
Freud nos dice que en todos nosotros
existe algún elemento que pueda ser considerado como perverso. Pero aquí es
donde hay que hacer la división de aguas. Existe por un lado una estructura
perversa, con características definidas y, por otro lado, ciertos elementos
perversos que aparecen en determinados momentos o como “accesorios” en el
momento del goce sexual.
Dice Freud que las neurosis son el negativo de la perversión
en tanto el perverso actúa (lleva al acto) lo que el neurótico fantasea. Hay
una gran diferencia entre fantasear y llevar al acto.
Desde ya, no pretendo hacer aquí un compilado de autores y
términos psicoanalíticos. El tema ha sido bastamente discutido y teorizado. A
quienes le interese leer un poco más en profundidad, me escriben y puedo
sugerirles bibliografía.
Para el espacio de lectura de este blog, vamos a tratar de
simplificar los conceptos diciendo que la estructura perversa (perversión
propiamente dicha) se caracteriza por el sometimiento del otro y su deseo. El
sujeto perverso cree saber que es lo que le falta al otro (su partenaire) y
entonces se propone como objeto para que el otro goce. Desde esta posición se
rechaza, desmiente, niega la diferencia entre yo y el otro y la imposibilidad
de saber que desea el otro (que es diferente a lo que deseo yo). Si hay algo
que el perverso no tolera es que el otro goce libremente. Para complejizar aún
más la cuestión, al tiempo que se es objeto, la relación presenta la otra cara
de la moneda: Si se prestó como objeto del goce del otro, ahora es el otro el
que debe retribuirle gozando plenamente, siendo agradecido, amándolo,
obedeciéndolo, etc. Una deuda sin límites!
Esto es bastante distinto, como se podrá apreciar, a que eventualmente,
aparezca en un encuentro sexual algún elemento (como para ponerle sal y
pimienta a la relación). Por ejemplo: si una pareja utiliza esposas o disfraces
esto no los transforma en sádicos-masoquistas o fetichistas.
Una cosa es utilizar elementos-artilugios para estimular el
deseo y otra cosa es ubicarse en una posición definitiva de negar la realidad
de la imposibilidad de ser el objeto absoluto del deseo ajeno.
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