Como sabemos, el amor atraviesa distintas etapas y así también nuestro deseo sexual.
Durante los primeros tiempos, en la fase de enamoramiento, todo es nuevo. Idealizamos a la persona y cada uno de sus detalles. Esto hace que estemos todo el tiempo deseosos de nuestra pareja, con ganas de que se vuelva a producir el encuentro, descubriéndonos. El nivel de excitación es altísimo y, como todo es nuevo, estamos en un estado pum para arriba permanente.
Desafortunadamente, el paso del tiempo suele hacernos caer en la rutina. Las obligaciones (trabajo, hijos, familia, etc) y dificultades (laborales, económicas, de salud, etc) conspiran en nuestra contra. Por otro lado, lo que antes era nuevo y todo un universo por descubrir, de a poco se ha vuelto algo cotidiano y creemos que ya no hay secretos por descubrir.
Fíjense que dije CREEMOS. Si! De lo que se trata es, justamente, de un mito a derribar. El techo lo ponemos nosotros.
Si creemos que siempre hay cosas por descubrir y que sólo es cuestión de animarse a experimentar y poner a funcionar la imaginación nos espera un camino muy fértil para recorrer!
Aquí les dejo algunas ideas: