Suele decirse que una relación es como una danza de a dos. Y no es raro que en esa danza, uno o ambos, sientan que tienen dificultades para poder seguir los pasos. Y cuantos son los que ya no tienen ganas de seguir bailando!!!!
Las crisis existen y no es necesario verlas como algo negativo. Por el contrario, una crisis puede ser un buen momento para renovar la relación, realizar nuevos pactos y corregir aquellas cosas que no estaban funcionando bien.
Las crisis existen y no es necesario verlas como algo negativo. Por el contrario, una crisis puede ser un buen momento para renovar la relación, realizar nuevos pactos y corregir aquellas cosas que no estaban funcionando bien.
Muchas parejas, logran superar estas crisis solos, con mucha sinceridad y mucho diálogo. Pero esto no siempre nos resulta fácil. A veces, hasta por amor y por no herir sentimientos, tememos decirle a la persona que está delante nuestro que hay cosas que ya no disfrutamos o si nos aburrimos o si necesitamos ciertos cambios... Entonces, si sentimos que nuestra relación de pareja comienza a deteriorarse, estamos cansados y no encontramos una solución, vale la pena plantearse la posibilidad de que alguien ajeno y profesional pueda ayudarnos, interviniendo como una especie de "mediador", permitiendo que, como mínimo, podamos expresar nuestros sentimientos. Esta puede ser la estrategia que estaban necesitando para poder comunicarse adecuadamente y comprometerse a realizar esos cambios que uno o ambos esperan. Claro que la posibilidad de la separación está siempre ahí y, en tal caso será una decisión a la que podrán arribar juntos, de una manera adulta y los "más sanamente" que se pueda.
La terapia de pareja requiere del compromiso y la voluntad de ambos. Si esto no está, siempre está la opción de que la persona interesada consulte a un psicólogo individualmente. Por supuesto, el resultado y la posibilidad de trabajar ciertas cosas no es la misma.
El principal problema de que una terapia de pareja no funcione es acudir cuando ya es demasiado tarde y no queda nada por rescatar. Ni siquiera amor.
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