18 de noviembre de 2010
Inspiran estas líneas una reflexión desde mi lugar de psicóloga pero también desde mi lugar de simple ser. Y lo que me causa y que hace que surja este interrogante es la escucha permanente que tengo, tanto entre las 4 paredes de mi consultorio como en la vida cotidiana, de un malestar con este término; en realidad, debo decir que el término causa: terror, incertidumbre, angustia, desilusión... En definitiva, nada bueno.
Y justo ahí me aparece, afortunadamente, la pregunta! Cosa que agradezco, porque una pregunta siempre me mueve el deseo; deseo de encontrar una respuesta que luego deriva en otra y en otra....
Si tuviera que decir con qué asocio la palabra compromiso diría: dar la palabra (como en la época de nuestros abuelos - y ya se que eso parece estar pasado de moda-), hacerse cargo, responsabilizarse. O sea que no sólo es el compromiso con los demás si no con nosotros mismos, lo que está en juego. O no?. Y no guarda relación con nuestra verdad (nótese que no digo LA VERDAD)?. Pensaba en que primero es necesario ser verdaderos con nosotros mismos para poder comprometernos con un otro.
Y no será que esa es la punta del iceberg de muchos conflictos entre las personas (pareja, familia, amigos)? Porque cuántas veces por no hacernos cargo culpamos a los demás? No nos comprometemos primero con nosotros mismos y luego fallamos en el compromiso con los otros.
Y pienso en el ejemplo de tantas sesiones de terapia de pareja en donde él o ella se reclaman que no son de tal o cual manera, que no son divertidos o demostrativos. No importa el motivo de la queja en si. Lo que si aparece siempre, es el no hacerse cargo de que esa es la persona que en algún momento y por algún motivo eligieron para tratar de cambiarla.
Es sólo el comienzo de una reflexión...
19 de noviembre de 2010
Continuando, entonces, con el tema del compromiso… será que entró en la lista de agravios actuales, producto de la globalización o vaya a saber por qué fenómeno cultural, social o económico? O será que en realidad nos conviene que pase a ser una palabra que no hay que pronunciar porque nos asusta?.
Recuerdo el pánico que me manifestaba una paciente que desde hacía unos meses sostenía una relación afectiva con un hombre. Ella, esperaba poder avanzar un escalón en la relación pero tenía terror de que se le escapara, frente a él, la palabra “compromiso” (o alguno de sus sinónimos)! Claro! Si era obvio que frente a eso el pobre hombre iba a salir corriendo! Cómo podía ella estar pensando en insultarlo así!
Realmente quedo perpleja frente a estas cosas. Hay tantos temas que se transformaron en obvios! O no?
Me digo que, sin dudas, estoy envejeciendo. Y desde mi senilidad me aparecen preguntas raras, locas: en verdad no es obvio que el compromiso resulte en algún momento involucrado en una relación afectiva?
En fin! No me hagan caso. Seguramente soy de otra época. Ya se que mañana me dirán que AMAR también es mala palabra!
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