En nombre del amor hacemos y decimos muchas cosas. De golpe nos volvemos absolutamente románticos o estamos dispuestos a cualquier cosa por conseguir o mantener con nosotros a nuestro objeto de amor. Vamos en búsqueda de él/ella a cualquier precio. Y una vez que lo tenemos, lo ponemos el pedestal cual dios/diosa del Olimpo.
Pero luego suele pasar que hay algo o todo eso se diluye con el tiempo. Como si ya no fuéramos aquellos héroes/ heroínas que supimos ser. Aparecen las famosas frases del tipo: “ya no sos como eras antes” “ya no me tratas igual que antes”, etc.
Todo parece indicar que se debe a que el amor también muta. Como muchas otras cosas. En verdad sería correcto decir que el amor verdadero es un tercer momento al que no todos llegamos.
La evolución del sentimiento amoroso tiene 3 etapas:
2º La fase de DESILUSIÓN – como no todo lo que brilla es oro, en esta fase, el otro empieza a aparecer con toda su realidad. Nos refriega por la cara sus virtudes y defectos. Y lo que más nos derrumba es ver que tiene defectos! El príncipe azul destiñe y la princesa se transforma en la bruja mala. Nos metemos entonces en el reino de la desilusión-decepción.
3º La fase de AMOR VERDADERO – si todo sale bien, podemos reponernos de la fase anterior. Luego de la desilusión, tal vez, podemos seguir eligiendo al otro con sus virtudes y defectos. Tiene que ver con la aceptación del otro tal cual es y poder decidir si es la persona que queremos que comparta nuestra vida o no.
Por supuesto, cada persona y cada relación son un mundo. No todos pueden atravesar las 3 etapas. Algunos pueden quedar fijados a la primera y viven eternamente en la idealización; otros se quedan estancados en la segunda sin poder superar la desilusión. La tercera etapa es un logro personal importante.
Esta breve separación en fases, nos sirve para comprender, que hay cosas que hacemos, decimos o pensamos en la primera etapa que no se pueden sostener en las siguientes. Las cosas se complican cuando nos quedamos estancados en el enamoramiento pensando que el otro es un ser sin defectos, perfecto y maravilloso. Tarde o temprano suceden dos cosas: o nos hacen bajar de la palmera de un sacudón porque la realidad se nos impone o, mucho peor, nos abocamos a negar las imperfecciones del ser amado para que siga encajando (a la fuerza) en nuestros ideales.
Es AMOR VERDADERO? A qué estamos dispuestos para que lo sea? Estamos dispuestos a todo?
Espero les interese compartir alguna anécdota referida a esta reflexión!
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