La identidad es un término amplio que incluye pero no culmina en la cuestión de la identidad sexual.
Quiénes somos, qué nos gusta, qué caminos deseamos transitar, de dónde venimos, cómo nos sentimos, cuáles son nuestras alegrías y cuáles nuestros grandes dolores… Verán que esto no se restringe a nuestra cama, a nuestra intimidad.
Nuestra identidad está hecha de tantas otras cosas que nos hacen ser quienes somos (valores familiares, cultura, nacionalidad, profesión, credo, etc) que ponderar a una persona sólo por sus preferencias sexuales o su identidad sexual, habla de nuestro propio empobrecimiento.
Pero a partir del momento en que venimos a este mundo, todo lo demás es una construcción y como tal, se hace ladrillo a ladrillo. Todo tiene incidencia. Cuestiones genéticas, hereditarias, la familia, la crianza, la sociedad, la cultura. Todo eso va haciendo de los ladrillos aislados, toda una estructura compleja que es nuestra identidad, el quiénes somos.
Si bien nuestro cuerpo lo tenemos desde el principio, como envase contenedor, nuestro psiquismo se irá construyendo y seguirá haciéndolo hasta finalizar la adolescencia. Es en ese momento en que podemos hablar de una identidad consolidada y de diferentes elecciones (incluida la elección sexual).
Hablamos del principio y del final del cuento. Qué pasa en el medio? Simplemente que en la medida que nuestra psiquis se va construyendo, pueden aparecer contradicciones entre lo que sentimos y nuestro envase:
- La mayoría de nosotros tenemos estas contradicciones. Sentimos que nuestro cuerpo, tal como vino de fábrica, no coincide con lo que somos o lo que nos gustaría ser. Muchas veces sentimos que nos limita, que nos acota. Es por eso que hacemos diferentes cosas para modificarlo: vamos al gimnasio, tomamos sol, nos teñimos el cabello, cambiamos el color de nuestros ojos, nos hacemos cirugías estéticas, lipoaspiraciones, etc. Buscamos por todos los medios sentirnos nosotros mismos.
- Algunas personas, en el plano específico de la identidad sexual, se sienten atrapadas en un cuerpo que no coincide con quienes sienten que son (disforia de género, travestismo, transexualismo, transgénero, etc). Esto puede hacer que una persona desee operarse para transformar su sexo (proceso de reasignación de sexo – cirugía de reconstrucción genital) o que busque transformarse exteriormente en el sexo con el que se identifica (sin llegar al rechazo de sus genitales) o que, simplemente, desee ejercer su sexualidad desde un lugar que no es el supuestamente asignado de hombre-mujer/mujer-hombre.
Sexualidad no es igual a genitalidad
Y entonces, qué es lo que hace que los cambios que desean hacer algunos sean aceptables y entendibles y los de otros parezcan no serlo?
No es legítimo que una persona desee sentirse plena en todos los sentidos y más si esto no daña de ninguna manera al resto?
Alcanzar estos niveles de satisfacción y plenitud con lo que cada uno de nosotros ES (en un todo) no es lo que nos permite tener salud mental?
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